En la década de los noventa, Nino Canún organizaba debates sobre diversos temas en su programa de tv "¿Y usted qué opina?". Cuando Canún tocó el tema de los fantasmas, entre el público se presentó un joven que aseguraba estar viviendo terribles experiencias con "seres del más allá" y pedía que los panelistas le ayudaran.
El joven era Carlos Trejo, quien -sobre lo anterior- escribió en su libro Cañitas:
"Cierto día me encontraba componiendo varias canciones, ya que me había convertido en un compositor cotizado. Al estar con mi guitarra prendí el televisor para distraerme un poco, grande fue mi sorpresa al ver que se encontraban trasmitiendo el programa "¿Usted qué opina?", tomando el caso de fantasmas. Lo primero que me vino a la mente era que tenía la solución en mis manos, que si algo sobrenatural le estaba quitando su energía a Sofía, quién más que una gente que realmente conociera el tema, nos pudiera ayudar. Sin decir una palabra salí corriendo con la esperanza de poder llegar a los estudios de televisión; las piernas casi se me doblaban, pero no sentía el cansancio, mi única meta era exponer mi caso para que alguien me ayudara a salvar a mi esposa. Al llegar ni siquiera pedí permiso, únicamente me metí al estudio. Fui a la parte de atrás, mientras Nino Canún se encontraba entrevistando a algunas personas. Empecé a llamar su atención y qué tanta sería mi desesperación que cuando me vio, de inmediato me dio el micrófono. Empecé a comentar la experiencia vivida en el año de 1982 y las muertes de mis amigos, así como el hecho de que mi esposa estaba desahuciada, deseaba saber si alguien podía darme alguna solución. Al terminar el silencio fue dramático, era claro que todo el panel se encontraba desconcertado y al no poder contestar, empezaron a tratar de tomar otro tema paralelo al mismo. Al término del programa, una serie de fanáticos se me acercaron para darme soluciones, una de ellas era tener fe y acercarme a Dios. Al encontrar puros fanáticos, todavía me quedaba la esperanza de que alguno pudiera ayudarme, empecé a repartir mi número telefónico, en espera de que alguien tuviera la solución deseada. A la salida me encontré con uno de los parapsicólogos del panel, de nombre Juan Chia. Se me acercó, diciendo tener la posible solución a mi problema; le apunté mi dirección y quedamos de vemos el fin de semana siguiente. Llegada la fecha Juan Chia, acompañado de varias personas, se dispuso a interrogamos respecto a lo que había ocurrido."
Una vez que la investigación se llevó a cabo, Chía expuso sus conclusiones en otra emisión del programa de Canún. Trejo escribe: "El programa pasó sin novedad hasta la primera parte, no faltó quien preguntara qué había pasado con mi caso. El Sr. Chia respondió que había sido un fraude y que no habían encontrado nada. Me sorprendí, no era posible que una de las personas que había testificado tantos fenómenos estuviera mintiendo de tal forma. Después comentó que todo lo habíamos hecho para damos publicidad. Era claro que este tipo se había creado una fama de escéptico y si mencionaba la verdad se haría pedazos; tomé la palabra para pedir que se siguiera investigando."
¿A qué verdad se refería Trejo? A que Juan Chía y otros investigadores habían sido testigos de los fenómenos paranormales que ocurrían en la casa del ahora cazafantasmas. ¿Quiénes eran esos otros investigadores/testigos? Poco se ha difundido que la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica llevó a cabo una investigación de campo en la casa de Trejo (varios de sus integrantes pasaron la noche en dicha casa) .
Corría el año 1999. Entré al Sanbors y revisé la revista Tiempo Libre. Encontré que Juan Chía impartiría un curso llamado "Los poderes de la mente y la vida después de la muerte". ¿El lugar? AREA, Centro de Creatividad y Desarrollo de la Conciencia.
Así, el 20 de enero asistí a la plática que dio para invitar al curso (el curso tenía un costo, pero la plática fue gratuita). Juan Chía además de hablar sobre parapsicología, hablaría sobre el escepticismo, el ilusionismo y las pseudociencias.
Tuve la oportunidad de hacerle algunas preguntas. "¿Qué sucedió cuando estuviste en la casa de Carlos Trejo?", le pregunté al escéptico. No sin sonreír me dijo que Trejo estaba mal de la cabeza. Agregó que Trejo aseguraba que todos los fenómenos paranormales habidos y por haber se manifestaban en su casa. Finalmente me dijo que nada paranormal sucedió durante su estancia en casa del charlatán.
En la revista Razonando (número 3,marzo-abril 2010), Héctor Chavarría relata su versión de los hechos:
Hace bastante tiempo, en un foro televisivo del Canal 9 de Televisa que ya no existe, apareció un anónimo individuo que afirmó, además de ser compositor de las “rolas” de un famoso grupo musical, ser también uno de los protagonistas de “un terrible caso de posesión demoníaca”.
El individuo en cuestión dijo poseer “pruebas definitivas” de su aserto — ¿dónde he oído antes eso?— y retó a uno de los entonces integrantes de la SoMIE (Sociedad Mexicana de Investigación Escéptica), a realizar una investigación “a fondo” del que desde aquel momento fue bautizado por el ahora ex miembro de la SoMIE Juan Chía, como “el caso cañitas”, por el nombre de la anónima calle donde está situada la “casa endemoniada”... atrás del antiguo Colegio Militar de Popotla. Ni siquiera en lo del nombre al asunto hubo originalidad.
Enrique Dávila, quien soñaba con ser empresario editorial hizo un contrato con Carlos Trejo para tener la exclusiva del “caso” y la Sociedad Escéptica como invitada proporcionaría los especialistas para analizar el asunto.
Testimonial de un fraude
Durante varios días investigamos en profundidad el caso. Grabamos videos (que conservó Dávila), pasamos noches buscando inexistentes “psicofonías”, entrevistamos a los “testigos”, enseñamos a varios los trucos más usuales y a usar el juguete ese de la ouija, la cual todos los escépticos usamos como la diversión para la cual fue diseñada...
Se hicieron “regresiones” hipnóticas, análisis a la supuesta “sangre” en una biblia (la cual resultó ser una mancha de café, tal vez del excelente que preparaba la señora Sofía deTrejo (sttl) y, que luego fue cambiada por sangrita de hígado de pollo) y, lo más importante: el psicólogo clínico y psicoanalista Héctor Escobar realizó diversos estudios de su especialidad a los “testigos”: los resultados de estos últimos resultaron ser lo único valioso.
Todos los examinados con excepción de la difunta esposa de Carlos, arrojaron resultados de marcada mitomanía... puro invento. Como parte del experimento psicológico se encargó a quien esto escribe, en su calidad de novelista, que en pláticas informales con Carlos Trejo deslizara una serie de datos ficticios en la historia del sitio “embrujado”, a fin de ver si el estudiado los incorporaba a su historia, lo cual hizo de inmediato.
Basura y más basura
El caso “paranormal” fue desechado como inútil y fraudulento por los investigadores de la SoMIE, los resultados de las pruebas quedaron como estadística de los estudios psicosociales a los creyentes en los fenómenos para anormales; y nos olvidamos del asunto clasificándolo de ¡PESIMO! (como diría mi amigo el eximio Alfredo Gudini respecto de las películas que no le gustan), a causa de sus tontos, baratos, evidentes y mal hechos trucos.
La SoMIE se deslindó para siempre del asunto, del cual sólo hicimos la investigación, como en muchos otros casos. Luego supimos que Enrique Dávila no le dio ni un centavo a Trejo (o sea que lo estafó), y de que éste planeaba escribir un libro sobre elasunto, el cual creímos sería un fracaso.
Para que se note que no deben “creerse” cosas, el libelo se convirtió en best seller y Carlos en “cazafantasmas” (otra vez muy original)... lo cual demuestra que aquel es un excelente vendedor de basura —casi la envidia de Og Mangino—; que este tipo de basura en particular gusta mucho en esta especie de país y que los mexicanos suelen ser muy brutos a la hora de escoger libros (peor aún; algunos“maestros” —muy posiblemente seguidores de la maistra Gordillo— dejan de tarea a los pobres educandos leer esa bazofia ante la indiferencia de la SEP).
Y hasta aquí por ahora, pues hablando de “cañitas” y parafraseando a Carlos: Yo estuve ahí y yo lo vi...
Vimos ya que la SOMIE investigó el caso Cañitas. Ahora veamos la versión de su presidente Mario Méndez Acosta. No recuerdo dónde se publicó originalmente el siguiente texto, ahora sólo he podido localizarlo en "yahoo respuestas" (aquí).
Los malos del cuento
El ingeniero Mario Méndez Acosta, presidente de la Asociación Mexicana para la Investigación Escéptica, organismo que tiene contactos en todo el mundo con investigadores que se dedican a poner a prueba todas las indagaciones que se hacen en torno a lo sobrenatural, hechos milagrosos o que no pueden ser demostrados científicamente, pone en duda los supuestos casos parasicológicos revelados por Carlos Trejo.
“Nosotros, de entrada, no desechamos esas afirmaciones, pero consideramos que no deben ser aceptadas sin una verdadera evaluación”, aclara Méndez.
Sobre el caso específico de Trejo, dice que ha conocido su trabajo y le da la impresión de que “su hipótesis es que los fantasmas existen y todos los trabajos que hace son para demostrar su creencia sobre ese fenómeno”.
El ingeniero recuerda que el primer contacto que tuvo con él fue en 1991, durante una investigación que realizó la organización que dirige, cuando se dio a conocer el caso de Cañitas, la casa supuestamente embrujada, en un barrio cerca de Tacuba.
“En esa ocasión nuestros investigadores Héctor Chavarría y Héctor Escobar pasaron toda una noche allí y, como es lógico, no hubo ningún fenómeno paranormal”, afirma Méndez Acosta.
Sin embargo, dice que sí notaron el hecho de que era “un grupo familiar deshecho, golpeado y que la afirmación de que la casa estaba embrujada, les servía como un salvavidas emocional, donde encontraron una justificación de su existencia y a los acontecimientos desafortunados que habían vivido.
“En ese tiempo Trejo no había descubierto que dedicarse a investigar lo paranormal representaba un gran negocio”, indica.
Méndez Acosta menciona que ha leído los libros de Trejo y ha visto sus videos y “no aportan la menor evidencia que hagan sospechar que, en efecto, se investiga un fenómeno real paranormal. Sus videos sobre fantasmas se logran fácilmente con efectos de luces, manejo de cámaras, con ciertos reflejos que dan la impresión de que hay algo adicional, una luz que no debería estar ahí”, relata.
“Es evidente que los supuestos fantasmas sólo los ve la cámara, esto refuerza la hipótesis de efectos internos del mal manejo de la cámara fotográfica ante cierto tipo de iluminación. Si uno dirige una cámara de fotografía hacia una fuente de luz, verá una serie de reflejos que recuerdan mucho a los que presenta como fantasmas en sus videos Carlos Trejo”, asegura.
“Por lo tanto, su trabajo no merece, a nuestro juicio, ninguna respetabilidad. Es claro que ha cedido a la tentación de lograr fama a través del sensacionalismo, como ocurre con multitud de otros autores e investigadores en México”, concluye lapidario.
En Tumbaburros hay varios textos acerca del "cazafantasmas" (en la sección "traficantes de misterios, iluminados, etc."):